Sin embargo yo suelo agobiarme un poco cuando empiezo a leer recetas en inglés, y empiezas a pensar cuánto es una taza y media, cuánto es una onza, cuántos gramos son una cucharada, etc. Si te pasa como a mí, que no tengo los medidores adecuados, te servirán las tablas de conversión de medidas que puedes encontrar aquí. Por suerte, medir gramos y mililitros no resulta del todo imposible gracias a las tablas y la pesa (en mi caso, la Thermomix).
Lo cierto es que cuando no pienso con antelación qué voy a cocinar me encuentro con que no tengo todos los ingredientes, pero a mí me gusta improvisar, así que esta publicación está dedicada a todas esas personas que no tienen miedo a interpretar recetas a su manera.
La receta original se llama Pretzels de espinacas y alcachofas. A mí no me gustan las alcachofas así que ya puedes imaginarte cómo sigue el resto jeje. Mi interpretación personal de esta receta es la siguiente, espero que te guste, y si te decides a seguirla, me cuentes cómo te ha ido.
Para hacer la masa yo utilicé la Thermomix. Puedes hacerla a mano pero necesitarás una varilla. Ingredientes y pasos:
- Verter en el vaso 120 ml de agua y dos cucharadas de azúcar morena. Programar 2-3 minutos, 37 grados, velocidad 2.
- Añadir una cucharada sopera rasa de levadura seca en polvo y mezclar unos segundos.
- Añadir el resto de ingredientes: 100-120 gramos de mantequilla sin sal derretida, 230 ml de cerveza, una cucharada de sal, 360 gramos de harina de trigo y 280 gramos de harina de repostería.
- Programar 1 minuto velocidad espiga (o hasta que la masa se separe de las paredes del vaso).
- Dejar reposar en un recipiente hasta que doble su tamaño (entre 45-60 minutos).
Para hacer el relleno preparé en el fuego una bechamel muy fina (nada que ver con la receta original). Con un poco de aceite en la sartén doré un ajo, luego añadí la harina de trigo (una cucharada) y aproximadamente 150 ml de leche desnatada. Cocinar a fuego medio unos minutos. Cuando la masa esté uniforme añadir un poco de queso rallado emmental (el que usamos para las pizzas) y un puñadito de espinacas frescas (todo esto un poco a ojo). Yo aproveché también para añadir un poco de jamón serrano picado que tenía en la nevera. Cocinar hasta que las espinacas estén bien incorporadas a la crema.
Separar la masa en partes iguales. Estirar cada una de las partes dando una forma alargada y colocar un poco de relleno encima. A continuación cerrar por ambos lados y dar forma cilíndrica (si hace falta tira de los extremos con cuidado). Coger un extremo y llevarlo hacia el centro haciendo forma de pretzel; hacer lo mismo con el otro extremo. Aplastar un poco para sellar. A continuación, dar una capa de huevo batido en la superficie (esto es opcional, lo único que hace es proporcionar un color dorado más bonito al horneado) y dejar caer unas piedritas de sal por encima. Si seguiste el enlace de la receta original habrás visto en imágenes todo este proceso.
Consideré que estar guisando antes de hornear no era necesario así que, habiendo precalentado el horno con anterioridad, hornear a 220 grados centígrados durante 15-20 minutos o hasta que estén dorados (si te es de utilidad, yo siempre utilizo este conversor de grados). Nota: aunque yo me aventuré y no lo hice quizá sería recomendable cocerlos un poco antes de hornear para que queden bien del todo, ya que a mí algunas partes me quedaron un poco crudas. Dejar enfriar durante unos minutos antes de comer.
Para una tarde de viernes parece un buen plan, ¿no crees? ¡Ricos ricos! ;)