El fin de semana pasado hemos celebrado el 35 cumpleaños de mi marido con una fiesta sorpresa y un regalo de lo más especial. ¿Quieres saber de qué se trata?
La primera vez que supe de esta idea fue aquí. Me pareció un detalle precioso y un regalo de lo más especial así que quise ponerla en práctica. Con mucho esfuerzo he conseguido reunir, tras tres meses de gestiones, correos, mensajes y llamadas telefónicas, 35 cartas de sus amigos y familiares con motivo de su 35 cumpleaños. Afortunadamente quien ha recibido este paquete ha sentido lo mismo y se ha quedado encantadísimo con este regalo. Imposible no esbozar sonrisas e incluso alguna lagrimilla al leer cada una de estas cartas cargadas de recuerdos, anécdotas y buenos deseos.
La idea original era conseguir 35 cartas manuscritas (me gustaba que estuvieran escritas a mano porque resulta un regalo más personal) que luego metería en sobres numerados. ¿Fácil, no? Pero este propósito que a priori parece muy sencillo se puede convertir en una pequeña odisea.
Está claro que comunicar esta idea con mucha antelación no es la clave para el éxito, ya que muchas veces el día a día te hace priorizar tareas y algo que tiene fecha a tres meses vista se puede dejar para otro momento. [No se me ofendan los que se sientan aludidos ;)]
A esto hay que sumarle que en la era de las tecnologías, escribir un texto y enviarlo por email supone menos esfuerzo que escribir a mano una carta para enviarla luego por correo ordinario. Consciente de todo ello no me puse con tonterías cuando empecé a recibir algunos correos electrónicos o cuando fue una noche antes cuando conseguí tener en mi poder las ansiadas 35 cartas (a pesar de que me costara muchas noches de no poder dormir).
Mi idea de hacer un paquete con todos los sobres iguales cambió en el momento en que comencé a recibir cartas en sobres hechos a mano o decorados con tanto mimo. Así, este proyecto se convirtió en una explosión de colores y tamaños que empaqueté de la mejor forma posible.
P.D.: Quiero aprovechar la ocasión para agradecer profundamente a todos los que han participado conmigo en esta aventura; sin ellos no habría sido posible. Me siento muy orgullosa de que hayan sentido el mismo entusiasmo que yo con este proyecto y que hayan querido sorprender a su amigo, compañero de fatigas, hijo, tío, yerno, cuñado o "reconcuño", en el día de su cumpleaños con un regalo que nos ha puesto a todos a prueba. Gracias también a todos aquellos que han tenido palabras amables para mí, que sé que son muchos. Gracias, gracias, gracias...
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