Una buena condimentación de los alimentos es lo que hará que la comida, en vez de estar rica, se convierta en espectacular. A mí me gusta mucho probar todo tipo de condimentos y macerados así que no me da miedo experimentar con ellos. Y como ya he hecho muchas veces aceites especiados hoy he decidido probar con la sal. ¿Te apuntas? ¡es muy fácil!.
Lo que necesitas es bien poco y evidente: un tarro donde guardar la sal (el que yo he utilizado es el modelo DROPPAR de Ikea), una ramita de romero recién cogida de la planta (no te olvides de lavar y secar bien el romero antes de usarlo) y un poco de sal gorda.
Al igual que hago con el aceite, voy a dejar el bote cerrado un mes aproximadamente para que la sal se impregne bien de todos los aromas. La espera es lo que menos me gusta pero estoy segura que valdrá la pena.
Estoy deseando estrenarla, seguramente con algún asado de cerdo, que combina muy bien con el romero. También se me ocurre que puedo usarla en la masa de las pizzas o incluso de algún pan... ¡qué ganas!
¡Feliz comienzo de semana!
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