Normalmente me permito pocos caprichos y mi chico lo sabe. Por eso, de vez en cuando me sorprende con un ejemplar de la revista Glamour que sabe que me gusta (gracias amor por esos pequeños detalles ♥). Es gracioso porque cuando tengo un número de la revista en mis manos siento una atracción inmediata que me obliga a leerla en el acto (no puedo dejarla para después jeje).
La revista Glamour me gusta especialmente porque aborda muchos temas de actualidad, aparte de la moda y la belleza. Me gusta porque cuenta historias cotidianas, artículos que nos ayudan a mejorar nuestra vida diaria, aborda la moda y la cosmética desde distintas perspectivas proporcionando un amplio abanico de posibilidades en función de nuestra capacidad económica, y porque siempre intenta incluir ideas y proyectos creativos. Normalmente me inspira para muchos de mis proyectos personales presentes y futuros, y también me proporciona muchas ideas. Para recordar donde leí o vi algo que me encantó suelo doblar la esquina superior de la hoja, así que en mi casa no es raro encontrar números pasados de la revista con cientos de esquinas dobladas ;)
Ayer leía la revista del mes de agosto y en una de sus páginas, ocupando un espacio no muy grande, encontré una reseña que decía "Fiebre por el DIY". Y es que en tan sólo un par de frases se puede decir mucho.
No sé si es una fiebre o no, pero lo que sí es cierto es que yo estoy completamente convencida de que las cosas hechas a mano son mejores y, en la mayoría de los casos, más especiales. Quizá no se pueda competir en precios con otras cosas fabricadas en serie, pero muchas veces éstas se ven superadas en calidad y, sobre todo, en dedicación, esmero y amor. La diferencia es simple y no hace falta ser un erudito en fabricación de productos para darse cuenta. Simplemente el gesto de regalar algo que haya sido echo a mano pensando en los gustos, preferencias y personalidad de la persona a quien va dirigida dice mucho más que cualquier preciosa prenda de ropa comprada en una tienda de una gran cadena textil (o cualquier otra cosa), ¿no crees?
Por eso, y para no extenderme mucho más, hoy quiero dejar claro que yo también sufro la fiebre por el D.I.Y. y además me encanta padecerla. Se trata de una actitud, y quizá también una vuelta al pasado. Antes era frecuente que nuestras madres y abuelas tejiesen jerseys, nos hicieran vestidos o elaboraran nuestros juguetes y muñecos. O quien no recuerda esa fiesta de cumpleaños donde los detalles y ese pastel o tarta de cumpleaños casera lo decían todo. No todo el mundo tiene que saber hacer de todo, y tampoco es necesario ser una fábrica casera, pero SÍ hay que dejar volar un poquito más nuestra imaginación y atrevernos a hacer cosas por nosotros mismos. ¡Yo te animo!.
Pss pss... para celebrar esta fiebre con entusiasmo, hoy me voy a Hueco espacio de arte a disfrutar de un día extra del Taller de Iniciación a la Serigrafía que hice la semana pasada. Pronto te enseñaré las cositas que hemos hecho en el Taller.
Pss pss... para celebrar esta fiebre con entusiasmo, hoy me voy a Hueco espacio de arte a disfrutar de un día extra del Taller de Iniciación a la Serigrafía que hice la semana pasada. Pronto te enseñaré las cositas que hemos hecho en el Taller.
Acabo de descubrir tu blog, y aparte de que me encantan todos tus DIY no puedo estar mas de acuerdo, lo hecho a mano es y será mil veces mejor y de más valor que lo comprado. Ya tienes una seguidora más :)
ResponderEliminarMuchas gracias y bienvenida!! vuelve siempre que quieras (ahora estoy un poco off pero en septiembre espero retomar de nuevo la actividad y enseñar muchos más DIY)
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